Uno se levanta y se da cuenta que
es algo así como un alíen. Que no encaja, pero en ningún lado, y por eso uno
termina muy sorprendido, quizá con algo de razón, quizá no.
Y uno entra a Facebook o a
Twitter y entonces llega la certidumbre de que algo no encaja.
Prendemos la radio y escuchamos
que una de las personas más influyentes del mundo es Kim Kardashian. ¿Y por qué? Porque, como dice Zuleta, “puede equilibrar
una copa en el culo”.
Y los anti sistemas son todavía peores:
Ateos “por moda” (que algunos piensan que es positivo y propositivo, pero como
toda moda, es algo arbitrario y pasajero y no son capaces de verlo), Hípsters
pretenciosos, Animalistas que aplauden el odio a la humanidad y claman por
crueles torturas a cualquiera que no ame un “Perrithu”, Izquierdistas que
tienen un océano de conocimiento con un centímetro de profundidad…
¿Por qué esta banalización del
mundo?
Evidentemente, porque lo instantáneo
es lo de hoy. Comida instantánea, de dudoso contenido nutricional va de la mano
de información instantánea, que se difunde primero y se analiza después. Porque
es mucho más fácil twittear compulsivamente que pasarse un rato buscando si es
esa cita de X verdadera.
La respuesta a la banalización es
otro tipo de banalización. Es abrazar tendencias anticientíficas y misticoides:
Cábala, Auroterapia, Holística, Homeopatía, Spirit Science…
No creo tener ninguna respuesta a
esta moderna banalización de cada aspecto de la vida. Solo me queda
sorprenderme mientras, por ahora, nada se puede hacer de mi parte excepto
seguir diciendo que el Emperador va desnudo.
Y parece que muy poquitos en
verdad lo notan.
No hay comentarios:
Publicar un comentario